Hipias menor es el séptimo diálogo de Platón en las publicaciones de la Editorial Gregos (referencia en castellano). Es un diálogo bastante breve, casi la mitad que el siguiente diálogo, Hipias mayor. Hipias de Élide era un sofista contemporáneo a Sócrates y Platón, muy reconocido por sus capacidades nemotécnicas, pero Platón no lo retrató muy gloriosamente en sus diálogos, más bien lo contrario. Tanto en Hipias menor como en Hipias mayor, el sofista de Élide aparece pobre en argumentos y vanidoso: “desde que he empezado a concurrir a Olimpia no he encontrado a nadie superior a mí en nada” afirma Hipias (364a). El problema central en este diálogo es responder por qué el más veraz y capaz en un tema o área es al mismo tiempo el más mentiroso acerca del mismo. Una idea un poco complicada con la cual el razonamiento socrático desborda la capacidad deductiva de Hipias; sin embargo, al final no se alcanza una conclusión definitiva y el problema permanece abierto.
El diálogo inicia como consecuencia de un discurso público recién dado por Hipias acerca de Homero. Éudico, discípulo de Hipias, pregunta a Sócrates si no tendría nada que preguntar a Hipias, porque él, siendo su discípulo, podría animar a Hipias a responder. Sócrates afirma que si, que algo preguntaría en relación con lo que había escuchado antes de Apemanto, padre de Éudico, quien había opinado que era más bella la Ilíada que la Odisea, en tanto que Aquiles era mejor que Odiseo (Ulises).
“Soy infatigable en las preguntas a los que saben”
Sócrates, en el diálogo Hipias Menor.
Éudico anima a Hipias a responder acerca de esta cuestión. Sócrates entonces pregunta “¿Qué nos dices de Aquiles y de Odiseo? ¿Quién de los dos era mejor y por qué?”. Hipias responde que en efecto Homero ha hecho a Aquiles el más valiente, a Néstor el más sabio y a Odiseo el más astuto.
No se elabora nada acerca de qué quiere decir “el mejor”. Sócrates se sorprende de que Hipias tenga a Odiseo como al más astuto y no a Aquiles. Hipias responde que en Las súplicas, una parte del canto IX de a Ilíada, se nota que Aquiles es más simple y veraz, mientras que Odiseo más astuto y mentiroso. A partir de este primer intercambio vale la pena resaltar varias cosas: Primero, que el diálogo versará sobre cuestiones éticas y valores (temas centrales en los primeros diálogos de Platón); la veracidad y la capacidad de mentir serán el centro de la reflexión. Segundo, que Hipias hace una equivalencia entre ser valiente y ser simple y veraz, y entre ser astuto y ser mentiroso. Tercero, que al analizar a los dos personajes principales de las dos obras de Homero, el diálogo es un tipo de “proto-análisis literario” en el cual Hipias y Sócrates citan textualmente dichas obras. Que Néstor sea el más sabio no se discute.
La estructura y el planteamiento del diálogo corresponde claramente al esquema socrático: preguntas y respuestas siguiendo una estructura deductiva.
Consecuentemente, Sócrates le hace ver a Hipias que ha afirmado que el más astuto sería el más mentiroso (Odiseo). Hipias confirma. A partir de esto Sócrates pregunta si está afirmando que una cosa es ser un hombre veraz, como ha dicho de Aquiles, y otra cosa es ser un hombre mentiroso, como ha dicho de Odiseo. De lo cual se desprende que, aparentemente, uno no podría ser el otro. Hipias confirma. El más veraz no podría ser el más mentiroso, aparentemente otra vez.
No obstante, ambos confirman que aquel que sabe más sobre una ciencia, es al mismo tiempo el más capaz de mentir sobre esta misma, el más capaz de elaborar una mentira con conocimiento de causa. Aquel que es más conocedor sobre cualquier tema, y por lo tanto más veraz sobre ese tema, un experto, es al mismo tiempo el que más podría mentir sobre ello voluntariamente. Se perfila entonces que Aquiles, el más veraz, el más capaz, también sería el más mentiroso.
Hipias protesta, incómodo por el razonamiento, diciendo que Aquiles miente involuntariamente, mientras que Odiseo lo hace voluntariamente. Pero esto mismo da la razón al argumento anterior; Sócrates le hace ver que, según lo encontrado lógicamente, Odiseo sería mejor que Aquiles, ya que es capaz de mentir voluntariamente y elaborar esa mentira.
La voluntad está en el centro del diálogo, ya que errar, engañar, mentir, voluntariamente, sería cosa de los que más dominan un determinado tema. Los que, por el contrario, no saben o dominan un tema o actividad, serían más propensos a mentir y errar pero involuntariamente.
Sócrates pone varios ejemplos: en la carrera, en la lucha, en la capacidad de posar, el mejor en esto es al mismo tiempo el más capaz de mentir y errar voluntariamente. El mejor es capaz de hacerlo peor voluntariamente y viceversa: “¿Luego en la carrera el que ejecuta cosas mal hechas involuntariamente es peor que el que las ejecuta voluntariamente?” pregunta Sócrates (373e). Hipias responde que si.
Más ejemplos. En cuestiones físicas como la cojera y la miopía es mejor el cuerpo que las ejecuta voluntariamente, y no el que sufre esto involuntariamente. Respecto a la voz, es mejor el que desentona voluntariamente y no el que lo hace fuera de su control. Con instrumentos pasa igual: un timón, un arco, una lira, son mejores cuando es posible ejecutarlos o usarlos mal voluntariamente, y no cuando estos fallan involuntariamente. Igual con un caballo: es mejor uno con el que se puede cabalgar mal voluntariamente que uno con el que se cabalga mal involuntariamente. Sigue Sócrates preguntando “¿El alma de un arquero es mejor si yerra el blanco voluntariamente, o si yerra involuntariamente?” (375a). Hipias responde “Si yerra voluntariamente”.
Preguntas finales “sin salida”
Al final, este razonamiento lleva una serie de preguntas de Sócrates “sin salida”:
- Hablando de la propia alma “¿No es cierto que será mejor, si obra mal y comete errores voluntariamente, que si lo hace involuntariamente?” (375d)
- “¿No es cierto que, si la justicia es una fuerza del alma, el alma más fuerte es más justa?” (375e)
- “¿No es cierto que la más fuerte y la más sabia ha resultado ser mejor y más capaz de realizar ambas cosas, lo bueno y lo malo, en cualquier actividad” (376a)
- “¿No es cierto que el alma más fuerte, cuando comete injusticia, lo hace voluntariamente y la mala, involuntariamente?”
- “¿No es un hombre bueno el que tiene el alma buena, y es malo el que la tiene mala?” (376b)
De las anteriores preguntas, a las cuales responde afirmativamente Hipias, se desprende inevitablemente que Sócrates afirme: “Luego es propio del hombre bueno cometer injusticia voluntariamente y del malo, hacerlo involuntariamente, si, en efecto, el hombre bueno tiene un alma buena” … “Luego el que comete errores voluntariamente y hace cosas malas e injustas, Hipias, si este hombre existe, no puede ser otro que el hombre bueno” (376b).
Hipias le responde “No me es posible admitir eso Sócrates”. Con lo cual el mismo Sócrates está de acuerdo: “Tampoco yo puedo admitirlo, Hipias, pero necesariamente nos resulta así ahora según nuestro razonamiento”.
Hipias menor es un diálogo muy interesante y recomendado de leer. Esta reseña apenas deja ver el tema general del diálogo y cómo llegan a la conclusión paradójica: “Luego el que comete errores voluntariamente y hace cosas malas e injustas, Hipias, si este hombre existe, no puede ser otro que el hombre bueno”.