Por medio de este breve ensayo deseo acercarme al término Dasein de Heidegger, y a una comprensión de la relación entre la pregunta por el sentido de ser y la pregunta por el ser humano. Este acercamiento lo he de realizar con base en la lectura de: Heidegger Martin, “Ser y Tiempo”. Traduccción de Jorge Eduardo Rivera, editoral universitaria, Santiago de Chile,1997.
Pensar la relación entre la pregunta por el sentido de ser y la pregunta por el ser humano, es el objetivo presente en este texto. Hay aquí un intento de entender cómo se entretejen estas dos nociones; parece complicado, pero no lo es: cómo se entreteje la pregunta por ser («sobre ser», «acerca de ser») con el ser del ser que pregunta por ser.
El punto de partida es la reiteración de la pregunta por el sentido de ser que se manifiesta gracias a que hay un conocimiento implícito de este sentido, el cual se ha oscurecido a lo largo de la tradición filosófica en la medida en que se ha vuelto sobreentendido. Es decir, que se trabaja como algo que no tiene necesidad de ser explicado, hasta tal punto que no se pregunta por su significado: es como si actuara como una base “obvia”.
Preguntar por lo sobreentendido tiene pues, que ser elaborado concretamente; más aún si se considera como labor filosófica hacer explícito aquello que es implícito. De esta forma, el entretejimiento nombrado se va realizando con base en la estructura explícita de la pregunta por ser, a la cual le pertenecen cuatro elementos constitutivos de todo preguntar: la pregunta como búsqueda, lo preguntado, la pregunta dirigida a algo o a alguien y lo indagado (aquello donde lo preguntado llega a su meta por su facultad de búsqueda).
Preguntar es buscar porque existe un rumbo determinado por lo que se busca: preguntar tiene una dirección dada por aquello que se busca. De esta manera se puede ver que se tiene alguna vaga idea de aquello que encamina tal dirección; el sentido de ser está de alguna manera a disposición (gracias a que el preguntar ya constituye esa vaga y mediana referencia) pero es inasible, no se puede “agarrar” concretamente. Esta movilidad mediana y vaga en un hecho, un factum. Lo puesto en cuestión es el sentido de ser: en cuanto a que ser determina a todo lo que es, a todo ente.
Preguntar por el sentido de ser es entonces una característica ontológica que hace parte de él mismo.
Lo puesto en cuestión da rumbo a la pregunta. Si no se conociera de alguna manera vaga esto que encamina el rumbo de la pregunta, no se podría preguntar. Se pregunta por esto en tanto que “ser es el concepto más universal y más vacio de cognotación”, dice Heidegger, lo cual motiva a su vez la reiteración de la pregunta. A quien se le dirige la pregunta es a lo que es, a un ente, porque ser es ser del ente (ser es el principio de que lo que es sea y de que lo que no es no sea): así, se le interrogará al ente respecto de su ser: este debe hacerse accesible tal como él es en si mismo.
Pero ¿a qué ente se le debe interrogar? ¿qué primacía puede tener para que se le pregunte por ser? En este sentido, se debe interrogar al ente que tiene el carácter de “ser ahí”, de ser apertura de ser. Este ente que está relacionado con otros entes en su entorno, con lo que es además de él mismo, es el ser humano: es este ente el interrogado en cuanto que su ser es una relación de ser con lo “otro” que es y le rodea. Ser humano es Dasein, que significa “ser ahí”, que no se autofundamenta sino que se fundamenta con respecto a una relación de ser con su entorno: el ser del ser humano consiste en que está absorbido por lo que le circunda: su ser está por fuera de sí, su existencia consiste en ser ahí. Heidegger usa el término dasein para expresar esto.
“ser es el concepto más universal y más vacio de cognotación”, Heidegger
Ser ahí le da al ser humano una primacía ontológica, que se vincula con la pregunta por el sentido de ser, ya que si ser es el principio de que lo que es sea, y si ser se debe preguntar a lo que es (caracterizado por el Dasein: el ser humano) con respecto de su ser, entonces ser del ser humano en cuanto está relacionado con “lo otro” que también es, está en estrecho encadenamiento con el sentido de ser.
Ahora, teniendo en cuenta lo anterior, sumado con que el preguntar presupone alguna mediana y vaga idea del sentido de ser, es de suma importancia observar que preguntar es un modo de ser del Dasein; y este a su vez es ontológico.
Es este carácter eminente del ser ahí el que determina al ser humano como una apertura de ser, el cual comprende de alguna manera su ser porque éste le es abierto: ser del ser humano le es abierto, le incumbe su ser, preguntar por el sentido de ser es entonces una característica ontológica que hace parte de él mismo.
Es por esto que se hace claro ver que la pregunta por el sentido de ser se mantiene vinculada, entretejida, con el ser que pregunta por ser de lo que es. Y más aún si se piensa que el ente que interroga debe hacerse accesible tal y como él es en si mismo.
Por esta razón se puede afirmar que existencia es el ser humano, que solo el ser humano existe, solo si se tiene en cuenta que existencia quiere decir: ser en tanto a lo que está por fuera de sí; así, existir es tener que ver con todo lo que es.
Es este carácter eminente del ser ahí el que determina al ser humano como una apertura de ser
Al poner de manifiesto que tanto porque el ser humano es una relación de ser y porque él mismo es existencia, se puede afirmar que él comprende a su ser y al ser de todo lo que es. Esto quiere decir que el ser humano tiende a entenderse a partir de lo que lo rodea.
En este sentido se hace comprensible que hablar de una primacía óntica, fáctica, de hecho, del ser ahí, consiste en que para el ser humano, ser una apertura de ser es una característica ontológica.
En esto se funda tal entretejimiento, porque hacerse accesible tal y como él es en si mismo es algo que en el ser humano se manifiesta cuando se pone de relieve que él tiene acceso a ser en su ser mismo porque su ser es una apertura (un volcamiento hacia el exterior determinado por el sentido de ser): el ser humano caracterizado con Dasein conlleva a que el ser ahí (afuera de si mismo) comprenda ser en su ser: ser es abierto a su ser.
Hacer transparente o accesible, mejor dicho sacar a luz, tal y como el ser humano en sí mismo, se propone de esta manera como tarea previa para hacer explícito el sentido de ser. Este acceder está relacionado con su temporeidad como rasgo ontológico.