Los días de la peste, de Edmundo Paz Soldán, puede caracterizarse como “novela carcelaria y pestífera” (Montoya Juárez 2018, p. 162). Contada desde las perspectivas de más de 30 personajes diferentes, que además se distinguen acerca de la focalización y diégesis, subraya el desorden y el gran desafío implicados en los escenarios de crisis y catástrofe. A dicha estructura narrativa sofisticada se le añade una reflexión sobre diferentes niveles de desigualdades que, como también pudo observarse en la pandemia de covid-19, se intensifican aún en los tiempos de crisis.
Paz Soldán, Edmundo. 2017. Los días de la peste. Barcelona/México/Buenos Aires/Nueva York: Malpaso. 352 páginas.
Los días de la peste nos presenta un microcosmos determinado por el capitalismo salvaje. En la Casona, el estatus social y la satisfacción de las necesidades – tanto las básicas como las de lujo – dependen exclusivamente del dinero. La gran importancia de éste se expresa a través de la cantidad de sinónimos utilizados para denominarlo, entre ellos “tela” (p. 11), “quivo” (p. 18), “monedas” (p. 62), “pesos” (p. 62) y “billete” (p. 62). Como indican ya los dos primeros apartados de la novela, no hay nada gratis en la Casona, tan básico como sea: En sus puestos improvisados, algunos presos venden comida, papel higiénico y jabón. Aunque una institución estatal, en la Casona ni siquiera tienen derecho a una celda – como por todo, por ella también tienen que pagar.
Recién llegado a la cárcel, el personaje de Rigo nos introduce en las estructuras jerárquicas que se establecen a través del chantaje, la corrupción y el mercado libre. La sociedad se divide en clases sociales, mejor dicho, castas que se reflejan en los patios donde viven las personas. Mientras que en el primer patio se puede contar con muchos privilegios – entre ellos la posesión de varias habitaciones, agua caliente y un baño privado –, en los demás patios las circunstancias de vida son mucho más miserables. Por eso, todos aspiran a, algún día, ascender (o mejor dicho, descender) a un patio donde las condiciones sean mejores, donde no estén rodeados por ratas y bichos y no tengan que “hacer sus suciedades en bolsas y tirarlas por la ventana” (p. 81).
Lya, por ejemplo, viviendo con su tío en el segundo patio, explica que “nadie […] es [para el tercer patio]” (p. 37). Aparte de los patios, concretamente entre el segundo y el tercer patio, están situados los Chicles – celdas estrechas donde viven entre 15 y 30 personas. En total, la Casona aloja alrededor de mil quinientas personas, por lo que – dadas la pobre alimentación e higiene – el virus, una vez adentro, tiene un juego sencillo. Como explica Armus, las epidemias exponen el estado colectivo de salud de una sociedad (Armus 2003, p. 7). La vulnerabilidad a un brote se determina, sobre todo, a base de la infraestructura sanitaria, el bienestar de las personas, la higiene y las circunstancias de vivienda. Como en la Casona para la gran mayoría de los residentes ni siquiera se satisfacen las necesidades más básicas del ser humano, esa prisión se puede considerar el lugar más amenazado por una epidemia. A esto se le añade el hecho de que los recursos de la enfermería estén bastante limitados. Por ello, ni siquiera el equipo médico tiene los medios necesarios para protegerse de la infección. Dado que para la mayoría de los habitantes, un día sin trabajar significa un día sin comer, como señala Glauco (“un día aquí [en la Enfermería] es un día sin quivo”, p. 123), muchos siguen moviéndose libremente entre los patios – muy parecido a la situación de personas en condiciones de trabajo informales durante la pandemia de covid-19 (véase por ejemplo: Peters 2020, n.p.).
A través de las estructuras sociales en la Casona, Edmundo Paz Soldán nos ofrece la imagen de una violencia estatal, bajo la cual se encuentra la sociedad periférica. Y de ella no se puede huir, ya que impide cualquier movilidad social ascendiente para aquellos que no disponen del dinero necesario para ser libres. Por ende, la Casona puede considerarse una alegoría al barrio marginal latinoamericano. Económica y socialmente recluidos en ella, los personajes experimentan las desigualdades de la vida cotidiana en este microcosmos caracterizado por la violencia, la miseria y la negligencia estatal. Recién superada la crisis del covid-19, esa novela sofisticada e inteligente debería ser leída por todos los que quieren aproximarse al tema de crisis, virus y catástrofe desde una perspectiva literaria.
Bibliografía
Armus, Diego (ed). 2003. Disease in the History of Modern Latin America. From Malaria to AIDS. Durham/London: Duke University Press.
Montoya Juárez, Juan. 2019. “La velocidad de los cuerpos: mercado, distopía y desecho en Los días de la peste, de Edmundo Paz Soldán”. Co-herencia 16 (30), 159-187.
Paz Soldán, Edmundo. 2017. Los días de la peste. Barcelona/México/Buenos Aires/Nueva York: Malpaso.
Peters, Stefan. 2020. “La desigualdad mata: la pandemia del coronavirus en América Latina.” Semana, 20.3.2020. <https://www.semana.com/mundo/articulo/coronavirus-el-problema-de-la-desigualdad-en-america-latina/659053/>.
