Mario Vargas Llosa es un prolífico escritor y periodista que fue reconocido en el año 2010 con el Premio Nobel de Literatura. Es considerado como uno de los mayores exponentes y representantes de la literatura peruana y del boom latinoamericano que ha logrado hacerse reconocido no solo por obras como “La ciudad y los perros” (1963), “La casa verde” (1966) y “Los cachorros” (1967), sino también por su particular forma de presentar la realidad y reprochar los problemas sociales a través de sus obras. Para nosotras, una de las más importantes y cuya lectura consideramos obligatoria es “Conversación en la Catedral”, novela publicada en 1969 que resulta ser una obra maestra de la literatura hispanoamericana.
Su lectura nos deslumbra tanto por su estilo innovador de narrativa como por su amplia exploración de la realidad vivida en el Perú durante la época del gobierno de Manuel Odría. Esta impresionante novela nos presenta una trama colosal en la cual se develan las graves dificultades y problemas a los que se enfrentaba una sociedad marcada por la corrupción. Todo esto es mostrado por Vargas Llosa a través de diversas narraciones, experiencias y diálogos entre sus personajes, y principalmente mediante la voz de Santiago Zavala, un joven periodista que se encuentra en busca de respuestas. Este último formula una emblemática pregunta al inicio de la obra: “¿En qué momento se había jodido el Perú?”, la cual nos lleva a analizar y comprender que la decadente situación del Perú se debe principalmente a la preocupante y evidente propagación de la corrupción en múltiples ámbitos de la sociedad. Esto mismo obliga al lector a reflexionar sobre la realidad actual, pues, aunque han pasado más de 50 años desde el retrato de esa sociedad deteriorada y con graves problemas, aún podemos identificar que muchos de esos problemas siguen vigentes hoy en día.
En un principio, Vargas Llosa presenta a la corrupción en los niveles más altos del Gobierno, en los que autoridades con cargos importantes suelen recibir coimas y hacer tratos clandestinos con el único objetivo de beneficiarse. En ese sentido, se hace fundamental destacar que “la corrupción es el principal problema en el Perú, muy por encima de la delincuencia, la pobreza y la falta de empleo, aumento que se ha originado por los actos vinculados al poder político y al cobro de porcentajes sobre contratos y licitaciones” (INEI, 2022, p.3 como se cita en Martínez, 2023). Al respecto, observemos lo siguiente:
—Acciones al portador, lo más seguro, lo más discreto del mundo —don Fermín le sonreía amistosamente—. Que se pueden vender al doble de su valor en poco tiempo, si no quiere conservarlas. Supongo que no piensa que aceptar esas acciones sería algo indebido.
—Hace tiempo que no sé lo que es debido o indebido —sonrió él—. Sólo lo que me conviene o no.
—Acciones que no le van a costar un medio al Estado, sino a los gringos patanes —sonreía don Fermín—. Usted les hace un servicio, y es lógico que lo retribuyan. Esas acciones significan mucho más que cien mil soles en efectivo, don Cayo.
—Soy modesto, esos cien mil soles me bastan —sonrió él de nuevo, un acceso de tos lo hizo callar un momento—. Que se las den al Ministro de Fomento, que es hombre de negocios. Sólo acepto lo que suena y se cuenta. Mi padre era un usurero, don Fermín, y decía eso. Se lo he heredado.
—Bueno, entre gustos y colores —dijo don Fermín, encogiendo los hombros—. Me encargaré del depósito, el cheque estará listo hoy. (Vargas Llosa, 2004, pp.323-324)
A través del fragmento anteriormente citado, se presenta una grave situación de corrupción que como lectores podemos entender de manera clara y evidente. Respecto a ésta, cabe resaltar que es una conversación entre dos personas que pertenecen a la alta esfera política del Estado que negocian un intercambio de favores: acciones o un gran monto de dinero a cambio de la entrega de un proyecto a una empresa extranjera. Se puede distinguir también que la actitud del personaje Don Cayo, que finalmente decide recibir el dinero como retribución al “servicio” que realiza, representa el desinterés bastante evidente respecto a los valores y la ética, así como la falta de integridad de las autoridades al cumplir sus funciones, aún más indignante es la comparación que hace el personaje con su propio padre, ya que reconoce que se parece a éste debido a que actúa según lo que más le convenga. En consecuencia, este pequeño, pero tan importante fragmento, es capaz reflejar la corrupción como un problema que lamentablemente aceptamos, y con el que convivimos a diario.
Así mismo, nos lleva a relacionarlo de manera casi inmediata con diversas situaciones que se presentan hoy en día, no solo en nuestro entorno sino también en noticias que son transmitidas por medios de comunicación o incluso redes sociales. De esta manera llegamos a contemplar con indignación y molestia que el actuar de nuestras autoridades no ha cambiado, y por el contrario siguen manteniendo estas malas prácticas que no solo se dan en entregas de proyectos o licitaciones sino también en abuso de autoridad, enriquecimiento ilícito, malversación de fondos y muchas otras circunstancias que solo terminan por perjudicar gravemente a la población. En consecuencia, es posible mencionar que esta fracción de la novela refleja de manera bastante clara la problemática de la corrupción, y cómo ésta ha penetrado en la política peruana. Además, su lectura nos lleva a reflexionar, pues es una situación que debe cambiar y los principales responsables de tal cambio somos nosotros los ciudadanos, que tenemos el deber de elegir representantes capacitados, para ello debemos informarnos y votar responsablemente por personas que actúen íntegramente y cumplan efectivamente con las funciones que le son encargadas.
En relación con lo anterior, mediante otro relato el autor denuncia nuevamente la corrupción, pero esta vez desde la mala gestión de recursos, la cuál surge cuando una autoridad con poder en el gobierno da un uso diferente al dinero y los bienes que administra en función a la tarea para la cual fue encomendada, logrando así no solo afectar al servicio y al Estado, sino también a la ciudadanía quienes son los principales perjudicados de esta mala administración (Plataforma digital única del Estado Peruano, 2024). De esta manera la situación antes descrita es ejemplificada a través del siguiente párrafo:
—En el Perú estamos en la edad de piedra, mi amigo —una sonrisa agridulce despierta la cara del calvo—. Mire en qué condiciones se trabaja, dígame si hay derecho.
El costal está quieto, los hombres lo apalean un rato más, tiran al suelo los garrotes, se secan las caras, se frotan las manos. —Antes se los mataba como Dios manda, ahora no alcanza la plata —se queja el calvo—. Escríbase un articulito, amigo periodista. (Vargas Llosa, 2004, pp.25-26)
Mediante esta breve escena, Vargas Llosa nos muestra la difícil realidad a la que se enfrentaban las personas en esa época así como las desesperadas medidas que tomaban para obtener el sustento diario que les permitía sobrevivir; de forma específica se nos presenta el caso de la perrera, un lugar en el que los trabajadores se veían obligados a asesinar cruelmente a perros callejeros debido a que no contaban con los recursos necesarios para terminar con su vida de forma digna, esto podemos entender, ocurría debido a la falta de financiación por parte de las autoridades así como por su desinterés en relación al mantenimiento de este establecimiento. De esta manera, a través de la perrera, se demuestra la decadente situación del Perú, así como su grave estancamiento debido al deficiente manejo de recursos y por la poca o nula importancia que toman los más poderosos en relación a los problemas que se presentan. Así también, es importante analizar que a través de la petición que realiza el trabajador a Santiago para que escriba en el periódico sobre la penosa situación de la perrera que, se destaca el importante rol que cumple la prensa como medio para denunciar las injusticias y visibilizarlas con el objetivo de conseguir un cambio y por supuesto una mejora. Frente a todo esto, en primera instancia reconocemos que ha habido un importante avance en cuanto al reconocimiento de derechos y mejora de condiciones laborales para las personas, sin embargo aún es posible distinguir dos aspectos interesantes, por una parte tenemos la deficiente administración y gestión que realiza el Estado, y por otro lado se hace cada vez más evidente la falta de moralidad y los intereses personales que tiene cada autoridad. Al respecto, resulta relevante que como ciudadanos ya no estemos dispuestos a seguir permitiendo lo anteriormente mencionado y en cambio reconozcamos un punto sumamente valioso: la necesidad primordial de cambiar esta situación y de tener una figura política que gestione y administre adecuadamente el dinero y otros recursos en favor de la población en general, pues tal y como se menciona en un artículo del Diario El Comercio “Más importante que contar con mayores recursos es qué se hace con estos, se requiere de gestores que aseguren el buen funcionamiento de las instituciones y transformen dicho crecimiento en desarrollo económico y social” (Molina et al, 2021). Finalmente, es importante destacar que seguir aceptando o normalizando este tipo de actitudes corruptas no traerá nada positivo para nuestro país, ante ello cada uno de nosotros debe reflexionar respecto a nuestro actuar para no restar o empeorar, sino más bien contribuir a nuestra sociedad y así evitar volver a la “edad de piedra”.
Adicionalmente, el renombrado escritor peruano muestra en su obra otro tipo de corrupción: el nepotismo, que se presenta cuando una persona con poder político y que por supuesto ocupa un puesto importante, se aprovecha de este para beneficiar a amigos y/o familiares con favores o algún cargo sin tener en cuenta las capacidades que estas personas tengan (Real Academia Española, s.f). Esta situación se puede evidenciar a través de la siguiente conversación:
La platita y la fuerza. No sé de qué se puede quejar Odría. No se puede pedir más. —El Presidente conoce la mentalidad de estos hijos de puta —dijo el coronel Espina—. Hoy te apoyan, mañana te clavan un puñal en la espalda. —Como se lo clavaron ustedes a Bustamante —sonrió Bermúdez, pero el coronel no se rió—. Bueno, mientras los tengan contentos, apoyarán al régimen. Después, se conseguirán otro general y los sacarán a ustedes. ¿Siempre no ha sido así en el Perú? —Esta vez no va a ser así —dijo el coronel Espina—. Nosotros vamos a guardarnos las espaldas. (Vargas Llosa, 2004, pp.75-76).
La narrativa empleada por Vargas Llosa en el fragmento anterior nos permite comprender notoriamente la situación de corrupción que se vivía en el gobierno de Odría, esto a través de la conversación entre el coronel Espina y Don Cayo Bermúdez, dos personajes que representaban figuras políticas importantes del Estado, particularmente es posible comentar que ambos individuos estaban organizando el “éxito” del gobierno desde ámbitos como la prensa, asociaciones, compañías que operaban dentro de territorio peruano, e incluso dentro del mismo gobierno, colocando en puestos importantes a personas de confianza, para ello no solo se ofrecían estos puestos sino que también se entregaba una gran cantidad de dinero como compensación, todo para asegurar que aquellos a los que estaban contratando realmente puedan servir cuando sea necesario, algo que se refleja en la última frase “Nosotros vamos a guardarnos las espaldas”. Entonces se hace evidente que estos individuos realizan estas conexiones y tratos bajo la mesa buscando afianzar y garantizar el régimen haciendo uso de prácticas propias de la corrupción. Específicamente, el fragmento analizado nos invita a reflexionar sobre la vigencia del nepotismo que es mayormente asociado a los gobiernos regionales, distritales y municipales, sin embargo, recientemente se dio a conocer en las noticias que el expresidente Pedro Castillo beneficiaba a sus paisanos y familiares con puestos en varias instituciones públicas. Actos como los anteriores resultan contraproducentes puesto que pueden generar problemas futuros tales como la mala gestión y ejercicio de funciones, así como un carente desarrollo de proyectos, ya que al ser personas cercanas a una autoridad con gran poder y al estar amparados por estos, no solo no llevan a cabo sus funciones adecuadamente sino que además pretenden hacer las cosas a su manera dejando de lado el verdadero propósito de sus puestos como representantes del país para actuar más bien en búsqueda de sus propios intereses. Esta situación sin duda constituye un detrimento a la meritocracia que debería de existir en el Perú para contar con profesionales capaces y dispuestos a lograr tanto el crecimiento como el desarrollo económico de nuestro país. Por ello, es primordial que los ciudadanos sean capaces de rechazar y denunciar estos actos de nepotismo que solo destruyen a nuestra sociedad.
Finalizamos comentando que “Conversación en la Catedral” es una obra ilustre que todos los peruanos deben conocer y leer ya que ofrece una visión realista y clara de la sociedad peruana durante el gobierno de Manuel Odría en los años 50 y permite al lector evaluar la atemporalidad de las múltiples problemáticas descritas. Asimismo, gracias a la compleja narrativa y a los profundos personajes, Mario Vargas Llosa logra exponer la grave y desoladora situación de corrupción que penetra en las distintas esferas sociales y en múltiples aspectos de la vida, desde la política hasta las relaciones personales, perpetuando de esta manera un ciclo de desesperanza e injusticia. En la misma línea, esta novela, además de ser una crítica al régimen del militar dictador, es una reflexión sobre los efectos corrosivos del poder y la ambición desmedida. En definitiva, Vargas Llosa nos recuerda que la lucha contra la corrupción requiere una transformación tanto del sistema como de la moral individual que lamentablemente siguen muy resquebrajadas en la actualidad. Ante ello, los principales responsables de hacer un cambio significativo somos nosotros, los ciudadanos, que para poder llevar a cabo esta transformación primero debemos identificar cuáles son estas cuestiones o dilemas que tan deteriorado tienen a nuestro país. Concluimos precisando que el cambio está en nuestras manos.
Reseña escrita por:
Flor Coronel Fernández, Jhamile García Chugnas y Jhajaira La Rosa Farfán.
Referencias:
Martínez Huamán, R. E. (2023). La corrupción en el Perú: situación, respuestas y resultados. Revista Oficial Del Poder Judicial, 15(19), 163-183. https://doi.org/10.35292/ropj.v15i19.719
Molina O., Gutiérrez J. y García C. (16 de mayo de 2021). ¿Cuáles son los costos de no tener una buena gestión pública? Diario El Comercio. https://elcomercio.pe/economia/peru/cuales-son-los-costos-de-no-tener-una-buena-gestion-publica-por-oswaldo-molina-y-jesus-gutierrez-opinion-noticia/
Plataforma digital única del Estado Peruano. (14 de enero de 2024). Delitos contra la administración pública (delitos de corrupción). Recuperado el 26/05/2024 de https://www.gob.pe/27153-delitos-contra-la-administracion-publica-delitos-de-corrupcion-malversacion-de-fondos
Real Academia Española. (s.f). nepotismo | Definición | Diccionario de la lengua española | RAE – ASALE. Diccionario de la lengua española. https://dle.rae.es/nepotismo
La historia que cargo me es suficiente para pensar que un hombre de derecha es un hipócrita.