En este pequeño libro Antes de ser libres (2004), la neoyorquina-dominicana Julia Álvarez (1950) explora los recuerdos de una niña de 12 años de edad, sus sentimientos de sinsabores, preocupaciones y, sobre todo, de miedo en cara al panorama social y político de su país, República Dominicana, y cómo ella y otros familiares pudieron escapar en busca de la libertad.
He leído:
Antes de ser libres
Álvarez, Julia
Edición original en inglés 2002
Traducción de Liliana Valenzuela (2004)
Publicado por Dell Laurel-Leaf
División de Random House, Inc. Nueva York
184 páginas, incluidas notas de la autora
Antes de ser libre exhibe algunos elementos regionales de la historia política de República Dominicana de principios y mediados del siglo pasado. Hay algunas narrativas que relatan eventos similares como en El señor Presidente (1946) de Miguel Ángel Asturias y La fiesta del Chivo (2000) de Mario Vargas Llosa. No obstante, Álvarez no busca contar la historia de la dictadura sino plasmar el drama de Anita de la Torre, el personaje principal, antes de poder disfrutar de la libertad. Aquí nos refiere especialmente los sentimientos de Anita bajo el ambiente de presión que se vivía en República Dominicana, el arresto o desapariciones de familiares y amigos y la coerción ejercida bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina (1930 – 1961).
El relato con tono autobiográfico es narrado en primera persona por Anita, quien además expresa en un diario sus pensamientos y sentimientos, así como sus días de miedos, sueños, secretos y hechos ocurridos en su entorno familiar. De esta manera, el libro, se divide en un antes y un después de escapar hacia la libertad.
En la primera parte Antes de ser libres nos revela la interacción de Anita con la realidad social y política de su país que se debate entre el miedo y la desesperanza que le produce las atrocidades del gobierno de turno. Su profundo pesar por el drama del encarcelamiento, la persecución y la desaparición de familiares, entre ellos su padre. En este sentido, Álvarez deja ver como poco a poco la vida de Anita va pasando de la normalidad, de una niña que amaba su colegio, el compartir con sus primos y amigos a traumas inolvidables de miedo, caos mental y desafíos que enfrenta debido a las atrocidades cometidas durante la dictadura que vivió.
En la segunda parte, ya siendo libre en Estados Unidos, conoceremos de la readaptación de Anita en el colegio, nueva lengua y nuevas costumbres, nada fácil para un inmigrante que ya la autora nos dejó ver en la novela De cómo las muchachas García perdieron el acento (2007).
Esta obra está dirigida, especialmente, a lectores jóvenes a quienes la autora les da la oportunidad de indagar no sólo sobre hechos reales políticos e históricos en República Dominicana, sino además retratar cómo el terror y el miedo son utilizados para lograr poder en contra de las masas.
Como reflexión se puede afirmar que esta historia es dolorosa en esencia y sobre todo porque ella se repite entre pueblos y naciones, no solo en América Latina, sino además en otras áreas del mundo. La característica habitual entre los líderes dictatoriales siempre ha sido la utilización de lemas y argumentos retóricos distintos para ocultar sus estrategias coercitivas y dictatoriales que atraen a la población. Estos mismos medios les garantiza obtener el control político y social dentro de su ámbito de dominio, lo que luego empuja a la población a la deserción, emigración y la desaparición de los ideales humanos.
Es posible afirmar que en este libro se resalta la relevancia de buscar caminos libertarios. Viene a la memoria las sabias palabras de Miguel de Cervantes Saavedra (España, 1547-1616) en su famoso libro Don Quijote de la Mancha quien nos brinda un resumen sobre la visión de libertad y la importancia de construir los valores personales sobre esa base:
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad así como por la honra se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
