A continuación se presenta la obra ¿Qué es lo virtual? de estructura lineal, un ensayo escrito por filósofo Pierre Lévy, quien desarrolla el tema de la virtualización de una forma pedagógica e idealizada, contrastando con las voces fatalistas que han aparecido como censuradores de este proceso. Su argumentación se centra en comprender la existencia de la humanidad, a través de tres procesos de virtualización: el desarrollo lingüístico, la diversificación de las técnicas y la complejidad inherente a las instituciones de una sociedad, por eso plantea una cartografía, mediante la que se pueda leer y comprender mejor el mundo virtual apoyados en una serie de herramientas conceptuales que permita reflexionar acerca de las concepciones, creencias y prácticas que se tienen en el contexto del ciberespacio.
En el primer capítulo, ¿Qué es la virtualización?, comienza definiendo la virtualización como uno de los principales vectores de la creación de realidad, así como un proceso de recepción de la alteridad . Por ello, destaca conceptos como: (a) realidad o presencia tangible, (b) posibilidad como sinónimo de realidad sin existencia, (c) actualidad o creación potencial para buscar alternativas y (d) virtualidad o nudo crítico que requiere de soluciones. En este sentido, el término virtualización implica un proceso de transformación, en el cual “cada forma de vida inventa su mundo”, produciendo una cartografía sui generis, que permite pasar de una red a otra, reconfigurando la construcción y reconstrucción de significados acerca del espacio, el tiempo, las interacciones, las relaciones e incluso en la forma de ver la información y el conocimiento.
A partir de lo anterior, conceptualiza la virtualización desde la poiesis como el movimiento inverso a la actualización, es decir, en una búsqueda creativa de respuestas que se despliega potencialmente hacia la esencia de un campo problemático, de manera que se expresa como una continuación del proceso de hominización , es decir, como parte del desarrollo y crecimiento de la especie humana.
Es importante mencionar que Levy afirma que una comunidad virtual tiene las siguientes características: (a) Se organiza mediante sistemas telemáticos de comunicación; (b) Sus integrantes comparten intereses; (c) Se motiva apoyada en proyectos y afinidades (d) No tiene localizaciones referenciales; (e) Produce un entorno de interacciones sociales; (f) Se desterritorializa cuando se virtualiza, es decir, se coloca “fuera de ahí”; (g) Es independiente del espacio y tiempo; (g) Vive el efecto Moebius coadyuvando el paso del interior al exterior, redefiniendo lo público y lo privado; lo propio y lo común; lo subjetivo y objetivo; el mapa y lo territorial; así como la relación autor y lector. Posteriormente, desde una panorámica global, el autor expone elementos de conceptualización a partir de la influencia ejercida en la dinámica sociocultural, por consiguiente, argumenta el impacto transformador en lo corporal, textual y económico, reconociendo que la virtualización “implica tanta irreversibilidad en sus efectos, indeterminación en sus procesos e indeterminación en su esfuerzo como la actualización”, por lo cual es parte de una construcción social.
En el capítulo 2 referido a la Virtualización del cuerpo plantea cómo a través de la realidad virtual se reconstruyen percepciones, proyecciones y modelos digitales del cuerpo en tercera dimensión, lo cual ha favorecido los avances e innovaciones en campos como la medicina, generando reinvención e innovación desde la óptica de la heterogénesis de lo humano, en tanto parte de la premisa: “Mi cuerpo es la actualización temporal de un enorme hipercuerpo hibrido, social y tecnobiológico”, por lo cual constituye un avance científico y tecnológico para el conocimiento y por consiguiente, recreando nuevos espacios-temporales.
En el capítulo 3 se expone la Virtualización del texto, en el cual la digitalización y las nuevas formas de visualización del texto aportan otros modos de leer, escribir y comprenderlo en el plano individual y colectivo. Para este autor un texto es un “discurso elaborado o propósito deliberado”, que se manifiesta a través de diversas actualizaciones, interpretaciones y traducciones, en función del sujeto y de su contexto, develando una nueva cultura del texto y de la interpretación.
Destaca por un lado, la importancia de la lectura y su transformación en problemática textual como hipertexto, al convertirse en un proceso de construcción subjetiva de esferas de sentido, por consiguiente, expone que “mientras recogemos el texto sobre sí mismo, confeccionando, de este modo, su relación interna, su vida autónoma, su aura semántica, lo relacionamos también con otros textos, con otros discursos, con imágenes, con afectos, con toda la inmensa reserva fluctuante de deseos y de signos que nos hace ser lo que somos”.
Por otra parte, sostiene que la escritura no es más que la virtualización de la memoria, en la que se establece una “diferencia entre el saber y su sujeto”, debido a que se produce una virtualización del lenguaje, por cuanto desencadena una traducción simbólica del mundo y su contexto. Así cierra el autor este apartado, planteando que desde “el hipertexto, toda lectura es un acto de escritura”, que nutre la inteligencia del sujeto en el ámbito de este ciberespacio.
En el capítulo 4 se presenta la Virtualización de la economía se parte de que las telecomunicaciones, la informática y los medios de comunicación son sectores crecientes de la economía de lo virtual, cambiado algunos principios económicos e institucionales, en efecto, la información y el conocimiento se convirtieron en una fuente desterritorializada de producción de riqueza, en la cual al “consumirlos no los destruye y cederlos no significa perderlos”.
Así se fueron transformando las prácticas tradicionales de la economía, originando una especie de inteligencia colectiva o psiquismo social definida como “… una hipercorteza que se reproduce … pasando por psiquismos transindividuales de pequeños grupos, almas individuales…”, que al interpretar información, la relacionan con otras informaciones para darle sentido o tomar decisiones, de tal forma que se actualiza y el conocimiento es el resultado de una virtualización de la propia experiencia, produciendo nuevas formas de valorización e institucionalización que irán variando conforme a los diseños virtuales utilizados y de las actualizaciones realizadas en términos de tiempo y espacio.
El quinto capítulo llamado Las tres virtualizaciones que han creado lo humano: el lenguaje, la técnica y el contrato, explica tres procesos generados en y por la virtualización, que se mezclan en una espiral abriendo nuevos espacios y posibilidades: (a) la virtualización del presente inmediato por medio del lenguaje, lo cual se conecta con lo existente e inexistente; (b) la virtualización de los actos físicos por medio de la técnica, permitiendo visualizarlos de cuatro formas distintas (problematización, desterritorialización, paso a lo público, metamorfosis y recomposición de una función corporal), contribuyendo a configurar una subjetividad colectiva y (c) virtualización de la violencia por el contrato: en el cual se deriva un proceso continuo de virtualización de las relaciones, sus instituciones y su cultura, concluyendo que toda construcción social pasa por la virtualización.
El capítulo sexto, llamado Las operaciones de la virtualización o el trivium antropológico, plantea como hipótesis que tres operaciones: gramaticales, dialécticas y retóricas, se dan en forma simultánea y son claves de la potencia virtualizante del lenguaje. En este orden de ideas, la gramática descompone y organiza los elementos derivados de los acuerdos contractuales institucionalizados en lo social, político, cultural, económico y moral, mientras la dialéctica desarrolla las correspondencias y sustituciones, dando lugar a la retórica como esa fase creadora en lo lingüístico y técnico que articula y da sentido a un mundo existente o a un mundo posible.
Desde esta perspectiva, por un lado, está la identidad individual; por el otro, estas operaciones aparecen como vectores de una identidad colectiva, que se relaciona en una espiral de significación en la que el interior y el exterior configuran esa imagen de lo virtual, independientemente de sus orígenes y referencias.
Los capítulos séptimo y octavo examinan La virtualización de la inteligencia, así como del sujeto y del objeto. Se enfatiza la inteligencia colectiva en tiempo real en un ejercicio sinérgico en el contexto de un ciberespacio diverso y disperso, caracterizado por “objetos moviéndose entre los grupos, memorias compartidas, hipertextos comunitarios para la constitución de colectivos inteligentes”. En consecuencia, el objeto “atraviesa las tres virtualizaciones fundamentales de la antropogénesis, es constitutivo de lo humano como sujeto social, sujeto cognitivo y sujeto práctico que se colectiviza inteligentemente en las redes digitales de comunicación”, es decir, que entrelaza e integra las subjetividades lingüísticas, relacionales y técnicas.
El noveno capítulo intitulado El quadrivium ontológico: la virtualización, una de tantas transformaciones refiere cuatro movimientos o transformaciones principales, que corresponden cada una a formas de causalidad y temporalidad diferentes: Real, posible, actual y virtual emergen nuevamente para distinguir cuatro modos de ser diferentes que se actúan simultáneamente recuperados por los procesos de virtualización y de actualización. Igualmente, en una diferenciación transformadora entre lo sustancial que desencadena la potenciación y la realización y lo acontecido, desplegándose la virtualización y la actualización, se establece una visión ontológica en cuatro tiempos, que da origen a preguntas, dispositivos, problemas y alternativas diversas y dispersas.
El epílogo, finalmente, reclama una mirada desde la cotidianidad de la virtualización, por eso demanda una nueva sensibilidad estética, en el sentido de comprenderla mejor para evitar detractores o descalificaciones de lo actual y disminuir los mitos que se crean alrededor, por lo tanto partiendo de un discurso cartográfico, a redefinir, repensar y dar sentido como artistas a nuestro viaje por la virtualidad desde la apropiación de sus herramientas, reconociendo que es parte de la dinámica de un mundo común que se expresa y manifiesta en las tendencias del mercado, las finanzas, la construcción de conocimiento e información.
De lo anterior surgen diversas interrogantes a la luz de las nuevas tendencias, en cuanto a: ¿cuál es la concepción de virtualización subyacente en las políticas gubernamentales de los países en desarrollo?, ¿se cuenta con la visión necesaria para invertir en las nuevas tendencias de la virtualización?, ¿cómo minimizar la brecha comunicacional entre las comunidades virtualizadas?, ¿cuáles son los retos de la virtualización en el campo educativo frente a la situación mundial?. ¿Cómo articular las expectativas de generaciones como “los millennials” con la formación del docente actual?, ¿cómo se construye el conocimiento en estas comunidades de aprendizaje?, ¿qué elementos o contextos favorecen la construcción de conocimientos en ambientes virtuales?, ¿qué caracteriza la cibercultura construida desde estos espacios virtuales de aprendizaje? .