Los relatos que conforman el libro Navegaciones y Naufragios (Editorial La Silueta. 2004) de Carolina Alonso son historias sensibles que tienen cierta orientación de género: las mujeres son el centro del mundo en estos cuentos donde los distintos personajes a veces naufragan y a veces navegan.
Sin duda, el título Navegaciones y Naufragios es muy bueno y refleja el contenido del libro. Los personajes de estos relatos navegan cuando sus búsquedas, que giran principalmente en torno del amor, el cuerpo y sus diversas afirmaciones, encuentran finalmente las aguas mansas. Pero naufragan cuando se pierden en las turbulencias de sus deseos, egoísmos, frustraciones y pesares. {Esta reseña fue publicada originalmente en la Revista Pie de Página, Bogotá, hace años}.
Los diez relatos en Navegaciones y Naufragios comparten la característica de mostrar experiencias, exámenes y decisiones en torno de un amor a veces encarnado en el otro, y a veces en uno mismo. (Cabe mencionar que Carolina Alonso más que escritora es una coach sobre temas de amor y crecimiento personal)
Pero el amor que se siente aquí, en estos relatos, también está muy inscrito en la vida social, en los roles y en las restricciones de la cultura y de la mente. El amor en este libro suele estar atravesado por el revés emocional de las rutinas, punzado por la incertidumbre y la inquietud de no estar seguro de los sentimientos de la otra persona. Las experiencias aquí narradas, me atrevo a decirlo, son comunes en muchos de nosotros, ofreciendo al lector cierto realismo cotidiano.
El amor en estos náufragos o navegantes, no es, se podría decir, idílico, soñado, ideal. Por el contrario, es un amor en el cual los amantes son amenazados por la fragilidad, o por la firmeza en su contraparte, por el día a día y el peso de vivir enamorado, y a veces solamente ansioso de ser amado.
Pero estos relatos no se agotan en el desamor… En cambio, al suponer que el amor implica compartir la vida, entregarla y a veces recibirla, la autora ha caracterizado su obra con pasajes y monólogos que llevan al lector a descubrir la intimidad y secretos de las mujeres (y pocos hombres) protagonistas en estas historias. Ellas, en su mayoría relacionadas con la ausencia y el silencio, nos muestran actitudes, respuestas y estados sicológicos que conllevan a tomar decisiones radicales y liberadoras; decisiones relacionadas con el aburrimiento del cuerpo sensual (cuando por años nada nuevo lo toca), la separación conyugal y la vida con y sin pareja.
La prosa de Carolina Alonso es fluida y exhibe muy bien a los personajes, que desilusionados en muchos casos, descubren nuevas identidades que contrastan con la imagen de su vida pasada y que de sí mismos tienen en la memoria. Es por esto que entre líneas hay una reiteración de la importancia del pasado y del recuerdo en la avance de la vida y la personalidad.
El libro está compuesto por historias de apegos, odios y perdones, en fin, de dramas emocionales sinceros, a veces delirantes, nutridos con descripciones muy humanas que demuestran una escritura apasionada aunque, en pocos casos, excesiva en adjetivaciones. Los personajes en estos relatos, que al recurrir al tema del amor recurren al de la vida, terminan mirando hacia un nuevo nacimiento y hacia el inicio de una nueva etapa, aún si es la muerte.
