Nacido para correr. Un regalo de mi madre en su intento desesperado por entender mi afición a correr. Bueno. Me esperaba leer las proezas de un hombre nacido con un don para correr, temía por lo menos aburrirme, o más desagradable, estar celosa de este campeón…
Al leer las primeras páginas de este libro descubro al narrador, un periodista llamado Cristopher McDougall, que emprende una búsqueda. Este reportero describe algunas de las aventuras poco banales a las cuales ha sobrevivido sin dificultad. Al contrario, si se va a trotar unos 5 km, lo cual parece anodino en comparación con sus peligras aventuras, acaba hecho polvo. ¿Cómo es posible que su resistencia a tal deporte sea tan baja? Para entenderlo, el periodista consulta varios expertos que le dejan todos desamparado: correr es traumático para el cuerpo humano.
Poco convencido, decide buscar otras pistas y va al encuentro de estos seres que corren sin cesar. Abre la puerta del universo de estas mujeres y hombres a quienes les encanta correr, y transmite en cada página esta pasión que trae felicidad y libertad a los que lo practican. Lleva al lector al mundo poco conocido de los ultramaratonianos, que corren varios maratones, días y noches, en lugares inverosímiles e incluso hostiles.
Durante su viaje, el periodista quiere entender por qué estos corredores infatigables no se lesionan y de dónde les viene su resistencia. Da unos elementos de respuesta bastante exhaustivos debido a una investigación completa.
El calzado para correr
McDougall descubre que los zapatos de correr hacen más daño que otra cosa; entre más amortizan, más alta la probabilidad que el corredor se haga daño. ¡Lo mejor es correr descalzo! Con este fin, algunas marcas de zapatos intentan con más o menos éxito transformar sus zapatos en “no-zapatos”… ¡que dilema!
La postura
Se pueden encontrar en el libro algunos fundamentos que permiten correr de manera «elegante» (según como lo entendí): mantenerse recto, dar una impulsión desde la punta de los pies, a continuación, alzar y doblar la pierna hasta casi tocar la rodilla por atrás. Además, mantener los brazos tónicos con el codo plegado y dar con ellos una impulsión a cada paso. Esta actitud cansa al principio, lo he probado, pero demuestra un potencial mucho más importante que mis antiguas zancadas.
La anatomía
El periodista ha conversado con investigadores poco conocidos y nos relata cuales características de la anatomía humana beneficiosas para la carrera han sido conservadas durante nuestra evolución. Nos explica hasta la ventaja que ha tenido el ser humano de poder correr muy bien y mucho tiempo, permitiéndole practicar la “caza al agotamiento”, mientras que el neanderthal tenía dificultades crecientes para encontrar comida.
El ser humano sería capaz de correr más tiempo que cualquier animal, gracias a sus capacidades de transpiración y de oxigenación.
Y el placer
El narrador viaja a México y conoce al pueblo Tarahumara, famoso por sus legendarias capacidades para correr. Correr hace parte de su filosofía de vida. Participaron con él en un ultramaratón fuera de lo común, organizado en el territorio Tarahumara.
Así, no leí la historia de un corredor talentoso, pero descubrí que el ser humano tiene capacidades sorprendentes para este deporte ancestral. Y esto vale para todos nosotros, y ¡para mí también entonces!
Cierro el libro con unas ganas irreprimibles de salir a correr días y días, lejos, muy lejos…