Los Amos del Valle, orígenes ocultos de una Sociedad.

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“Veinte somos los amos del Valle….” Con esta frase empieza la lectura de uno de los libros más fascinantes que he tenido oportunidad de leer. Publicado por primera vez en 1979, Los amos del Valle, es el último libro de la trilogía con la que Francisco Herrera Luque (Caracas, 1927-1991) incursiona en el mundo de la escritura y la novela histórica luego de muchos años cosechando éxitos en el mundo de la academia.

Francisco Herrera Luque fue psiquiatra, diplomático y escritor. Sus libros hacen parte de esa literatura latinoamericana que retrata la fundación de las sociedades mestizas de esa parte del mundo. A Herrea Luque le interesaba particularmente descubrir qué herencias psicopáticas había dejado en la población mestiza venezolana, e hispanoamericana, el periodo de conquista, colonia, esclavitud y aculturación.

La trilogía que empieza con el libro “Boves, el Urogallo” (1972), continúa con “En la casa del pez” (1975) y termina con el libro que nos atañe en esta reseña, nos cuenta sin censura y de forma objetiva pero al mismo tiempo entretenida y educativa, cómo se inicia la conquista del Valle de Caracas y cómo estos conquistadores del nuevo mundo, junto con los habitantes originarios de esas tierras y la población esclava traída de África moldearán el futuro de una sociedad mestiza, de mucha riqueza cultural pero también de muchos complejos y resentimientos que desembocaran en el clasismo y el racismo oculto en una sociedad llena de castas y grupos sociales separadas por la raza y el origen.

Reseña del libro Los amos del valle

Si el lector quiere iniciar la lectura desde un punto estrictamente histórico, le recomiendo empezar con este libro. Herrera Luque nos lleva hasta mediados del siglo XVI, en 1567, que supone ser el año de la fundación de la capital de Venezuela, Caracas. Junto con el personaje principal, Francisco Guerrero “El Cautivo”, fundador de la familia e hilo conductor de esta trilogía, los Blanco. Y es aquí, en 1567, que empezamos junto al Cautivo y un puñado de españoles probablemente ex reos u hombres de clases humildes llegando al Valle de Caracas, marcado por el imponente Guarairarepano o mejor conocido hoy en día como Ávila, y entre las faldas del cerro y los ríos Guaire y Caroata deberán enfrentar a una población indígena hostil, que lucha con todas sus fuerzas por defender sus tierras del invasor, pero que, al igual que en el resto de luchas durante la conquista de América, las flechas y arcos de los indígenas, no serán armas suficientes para enfrentar al hierro y la pólvora de las armas europeas.

Luego de las derrotas indígenas, los conquistadores empiezan a asentarse, y a falta de ley que rija las vidas del Valle, los nuevos amos y conquistadores fundan una sociedad donde hacen vida las costumbres libertinas, lo que trae consigo la expansión de una simiente mestiza que poco a poco va a dar forma a una ciudad. Con el paso del tiempo, los conquistadores envejecen, su descendencia venida del vientre indígena y africano, poco más que cría o animales para estos hombres, irán creciendo con la ausencia del amor paterno y el odio que genera el resentimiento y el ser tratados como menos, esta argamasa de gentes vendrá a conformar la mayor parte de la sociedad caraqueña, los mestizos de una nueva era. Al mismo tiempo van llegando a Caracas las famosas “águilas chulas”, españoles que sin haber luchado en la conquista, empiezan a hacerse un espacio en lo más alto de la sociedad a punta de “braguetazos” y dinero contante y sonante, creando así un minoritario pero poderoso grupo, con los apellidos más importantes de la ciudad.

No se deje llevar el lector por resentimientos vagos; si algo ha logrado Herrera Luque, ha sido plasmar en papel, la historia de una sociedad con sus costumbres. Verá el lector el odio del blanco por el negro, pero al mismo tiempo el odio del negro hacia al indio, del mestizo a su madre negra o indígena, y de estos pequeños grupos sociales que buscan blanquear su sangre y su piel para crecer su estatus.

Al mismo tiempo que la sociedad de Caracas y los Amos del Valle van dominando a su merced las vidas de sus súbditos, en Europa, el chocolate en su forma original: cacao, aumenta su demanda y con ella los precios, de esta forma los amos se convierten en los “grandes cacaos”, los hombres y regentes de familias que ven crecer su dinero gracias a la exportación del antiguo oro negro, a través del comercio con España pero también con su competencia, mercaderes ingleses u holandeses, y esto no gustara a su majestad el Rey de España por la gracias de Dios.

Será por este afán fiscalizador de la Corona española y la necesidad de ordenar a la provincial más pobre del basto imperio español que nacerá la Compañía Guipuzcoana, y los famosos y odiados vascos empiezan a llegar a Caracas, comprando con oro y sin regateos las casas, fincas y negocios otrora habitados o manejados por los españoles, “águilas chulas” o conquistadores que en muy poco tiempo verán reducir su poder y estilo de vida.

Y poco a poco, Herrera Luque va llevando al lector por todo lo largo y ancho de la historia y construcción de la Capitanía General de Venezuela, hasta llegar al día 24 de julio de 1783 donde don Juan Félix de Aristeguieta pronuncia las palabras: “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios”. Y a partir de aquí, estimado lector, el resto es historia.

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Un comentario en “Los Amos del Valle, orígenes ocultos de una Sociedad.”

  1. Excelente, esta reseña verdaderamente recoge la esencia del analisis arquetipal con el que Herrera Luque reconstruye la psique colectiva venezolana.
    Muy completa, concisa y coherente.

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