La novela de ciencia ficción es un subgénero que goza de mucha atención en el público lector en todo el mundo. Grandes «best sellers» han emocionado a millores de personas haciéndolos soñar con futuros tecnológicos, mundos distópicos y viajes intergalácticos. Grandes sagas y novelas como «Viaje al centro de la tierra» de Julio Verne, «Un mundo feliz» de Aldous Huxley o «Duna» de Frank Herbert son consideradas literatura de ciencia ficción; no obstante, su cercanía con el subgénero «novela de fantasía» hace que sea difícil determinar el límite exacto entre lo que es ciencia ficción y fantasía.
Desarrollo del término «ciencia ficción»
El género de la ciencia ficción es un terreno, en el que, igual que en el género de la fantasía, todavía no existe exactamente un consenso sobre qué abarca exactamente. De todas formas, existen dos amplios acercamientos hacia el origen del relato de «ciencia ficción»: El primero nos lleva hasta el año 2150 A.C: tal vez es el texto litarario más antiguo que se conoce, el texto sumerio La Épica de Gilgamesh. Éste contiene una muestra de la mitología sumeria y si aceptamos que entra en el género «ciencia ficción» tendríamos que aceptar que todas las mitologías y literaturas religiosas de la historia también entraría. La segunda línea de teorización, más situada en la modernidad, sugiere que el inicio de lo que se conoce como ciencia ficción nace y se consolida entre el siglo XVII hasta el siglo XIX en Europa, un género fuertemente influenciado por el desarrollo científico de la Ilustración y la Revolución Industrial. una de las definiciones más extendidas sobre lo que es la ciencia ficción es: “género narrativo que sitúa la acción en unas coordenadas espacio-temporales imaginarias y diferentes a las nuestras, y que especula racionalmente sobre posibles avances científicos o sociales y su impacto en la sociedad.” (Biblioteca Nacional de España, s.f.).
A pesar de esta dificultad para datar la fecha en la que se podría hablar del nacimiento de la “ciencia ficción”, el término como tal se acuñó en 1926 por Hugo Gernsback, quien lo utilizó en la portada de la que sería una de las más famosas revistas del género: Amazing Stories. (Los Premios Hugo, que se otorgan anualmente desde 1953 por la Sociedad Mundial de Ciencia Ficción, llevan su nombre. Estos premios se otorgan a los mejores escritores, editores, ilustradores, películas y fanzines de ciencia ficción).
Sin embargo, hay otras obras literarias mucho anteriores que se pueden considerar ya precursoras del género. Por ejemplo, Frankestein (1818) por Mary Shelley (Víctor Frankestein utiliza el avance científico en física, química y biología para dar vida a una proto criatura humana), en 1830 Edgar Allan Poe escribe La incomparable aventura de un tal Hans Pfaal o Revelación mesmérica, también Julio Verne escribe historias que son grandes referentes de la ciencia ficción (Journey to the Center of the Earth – 1864, Twenty Thousand Leagues Under the Sea – 1869) y las obras de H. G. Wells igualmente son fundadoras del género(The Time Machine 1895, The War of the Worlds 1897). Estos dos últimos autores son considerados padres fundadores de la ciencia ficción, ya que hablaban de viajes en el tiempo y otros ingenios científicos, aparte de tratar cuestiones políticas, sociales y morales en sus escritos. El avance de la Revolución Industrial llevaba a los intelectuales a cuestionarse cuál sería el impacto de la tecnología en el futuro y estas preocupaciones y sueños han encontrado un lugar de desarrollo y expresión en la literatura. Así mismo, la nueva tecnología fue vital para el desarrollo de nuevas tendencias editoriales y de formatos de publicación: el cambio más profundo se dio en Gran Bretaña, yendo de la publicación de novelas en tres tomos durante la época victoriana a la publicación en revistas o “pulps”, un formato cuya producción era aún más barata; consecuentemente los escritores vieron con muy buenos ojos la creación de relatos cortos que llegaban a una audiencia mucho más amplia porque eran más fáciles y rápidos de leer. De la misma manera, en Estados Unidos hubo un aumento de las “dime novels” que son relatos cortos normalmente de aventuras, en formato panfletario, que se vendían a precio de un nickel.
«Elementos típicos de la ciencia ficción: ciborgs, extraterrestres, distopías sociales y tecnología avanzada«
Aunque en el siglo XIX, como hemos visto, se desarrolló el género, es realmente durante el siglo XX cuando se da una explosión de la literatura de ciencia ficción. Así lo deja ver la producción de escritores brillantes como Aldous Huxley (Brave New World – 1932), Isaac Asimov (Fundación – 1942), George Orwell (Rebelión en la Granja – 1945), Arthur C. Clarke (2001: A Space Odyssey 1968) y Ursula K. Le Guin (La mano izquierda de la oscuridad – 1968), entre otros. Hacia 1934, el número de lectores de ciencia ficción en los Estados Unidos era lo suficientemente grande como para apoyar la inauguración de la Liga de Ciencia Ficción, una organización de seguidores del género patrocinada profesionalmente por el mismo Gernsback. Así, el fandom de las producciones de ciencia ficción se extendió por todo Estados Unidos. Los jóvenes pronto comenzaron a publicar sus propias historias y, con el paso del tiempo, se convirtieron en los profesionales dentro del mundo “Pulp” de ciencia ficción. Grupos literarios como los Futurians de Nueva York, los Fictioneers de Milwaukee y la Liga de Ciencia Ficción de Los Ángeles discutieron sus propias líneas ideológicas en la prensa de aficionados. Del lado del público, la ciencia ficción se convirtió en un fenómeno de masas desbordando rápidamente los límites de la literatura colonizando la producción cinematográfica. Un fenómeno muy vigente en el siglo XXI.
El género de Ciencia Ficción en la Rusia soviética
Otros pioneros que adoptaron el género con una serie de novelas de ciencia ficción a finales del siglo XIX fueron los rusos. Así, el científico espacial Konstantin Tsiolkovsky escribió varias novelas de este tipo para popularizar sus ideas sobre la exploración espacial entre los lectores jóvenes. La difusión y promoción del “socialismo científico” dentro de la ciencia ficción creó un ambiente más distendido en la sociedad soviética. En este sentido, la naturaleza, en muchas ocasiones alegórica de este género proporcionó a los escritores soviéticos infinidad de oportunidades para escribir sus obras de forma relativamente libre. En este sentido, la ciencia ficción soviética estaba lo suficientemente desarrollada como para generar varios subgéneros como las historias de tecno-thriller de Grigory Adamov como por ejemplo The Mystery of the Two Oceans (1939) sobre la revolución marxista, u óperas espaciales como Cosmonauta. Otra obra fundamental de la ciencia ficción soviética anterior a la Segunda Guerra Mundial es Aelita (1923) escrita por Aleksey Tolstoy (importante no confundir con Leon Tolsoti, el autor de Anna Karenina) la cual más tarde, en 1924, se adaptaría en una película muda constructivista con el mismo título. Los diseños futuristas de escenografía y vestuario de la película de Aelita tuvieron mucha influencia en la creación de la película Metropolis (1927) de Fritz Lang. Otro autor de esta época es Alexander Belyaev (La cabeza del profesor Dowell – 1925, El hombre anfibio – 1929).
Otra obra notable de este período fue My de Yevgeny Zamyatin (escrita en 1920, circulado en forma manuscrita y no publicado en ruso hasta 1952; traducido al inglés como We en 1924), la cual ganó un gran número de lectores en el extranjero, aunque la audacia satírica del autor lo llevó a su destierro bajo la dictadura de Joseph Stalin. También hay que destacar la figura de Karel Čapek, quien introdujo el término robot en su obra teatral R.U.R. y escribió el clásico de la ciencia ficción La guerra de las salamandras en 1937. Otros autores de renombre han sido Aleksei Apujtin (Historia inacabada, Archivo de la condesa D en 1840) y Valeri Briusov (La insurrección de los automóviles 1908, La república de la Cruz del Sur (1904-1905).
La ciencia ficción después de la Segunda Guerra Mundial
Después de la Segunda Guerra Mundial, los editores abandonaron en gran medida las pulps en favor de los libros de bolsillo y los «digets» que es un formato similar a los libros de bolsillo. En ese momento, la ciencia ficción había creado tal devoción y tenía un fandom tan amplio alrededor del mundo que entró con facilidad a las pequeñas editoriales especializadas. Dos nuevas revistas de digets en particular prosperaron: The Magazine of Fantasy and Science Fiction (1949–) y Galaxy Science Fiction (1950–80). La ciencia ficción también creció en popularidad tras la bomba atómica (1945) y el lanzamiento del Sputnik (1957).
Las películas de ciencia ficción de la época, con algunas excepciones notables, como El día que la Tierra se detuvo (1951), La guerra de los mundos (1953) y Planeta prohibido (1956), tendían a ser producciones de bajo costo y juveniles ya que eran películas sobre invasiones alienígenas y mutantes monstruosos. Sin embargo, en la ficción del género, el trío estadounidense formado por Robert Heinlein, Isaac Asimov y Ray Bradbury —más tarde se unió el británico Arthur C. Clarke— disfrutó de fama mundial y una popularidad sin igual durante las décadas de 1940, 1950 y principios de los 1960. Otros autores que destacaron fuera de la URSS y de los países anglófonos fueron el escritor polaco de fantastyka Stanisław Lem (Solaris – 1961) y el literato italiano Italo Calvino, con su fantascienza (El barón rampante – 1957).
No fue hasta finales de la década de 1950 cuando comenzaron a aparecer de nuevo notables obras especulativas, cada vez con mayor frecuencia y calidad. El heraldo de este renacimiento de mediados de siglo fue Ivan Yefremov. Su obra más conocida fue Nebulosa de Andrómeda, una ópera espacial ambientada en un futuro utópico comunista. Como el gobierno consideraba que la fantastika (término en ruso para la ciencia ficción) era principalmente literatura para jóvenes, algunos de los mejores autores que surgieron en ese período escribían libros para niños. Vladislav Krapivin (El escudero Kashka – 1965), que escribió tanto ficción especulativa como realista, inspiró a una generación de autores, incluido Sergei Lukyanenko (Guardián de la noche – 1998). Los libros de Kir Bulychev, y especialmente su serie de cuentos y novelas Girl from the Future, capturaron la imaginación de los jóvenes lectores rusos en las décadas de 1970 y 1980.
The New Wave
La ciencia ficción New Wave se refiere a un momento puntual en el género que floreció en las décadas de 1960 y 1970, y que rechazó conscientemente las tradiciones literarias de la Edad de Oro de la ciencia ficción. La New Wave se centró en la experimentación, los comentarios sociales y el mérito literario, a diferencia de la ciencia dura y las tramas de aventuras estereotípicas.
Los escritores asociados con este movimiento, como Ursula K. Le Guin, James Tiptree Jr., Samuel Delany, J.G. Ballard, Michael Moorcock y Joanna Russ, entre muchos otros, utilizaron los elementos típicos de la ciencia ficción —ciborgs, extraterrestres, distopías, tecnología avanzada— para explorar cuestiones complejas relacionadas con la política, las sociedades, las culturas y la condición humana. La New Wave se preocupó por la exploración y experimentación del “espacio interior” en oposición al “espacio exterior”. Tuvieron diversas influencias, como los movimientos literarios modernistas y posmodernistas, y escritores de la Generación Beat como William S. Boroughs o Allen Ginsberg. También respondieron a las tendencias actuales en contraculturas, liberación sexual e incertidumbre política. Por lo tanto, la ciencia ficción era experimental en términos de tema y estilo, caracterizada por antihéroes que exploraban temas difíciles con un sentido de cinismo o ambivalencia. En la década de 1980, el movimiento se había desvanecido, pero su influencia perduró con el desarrollo de nuevos subgéneros que continuaron planteando preguntas similares, como el cyberpunk y el slipstream. Algunas de las obras principales de este movimiento son Nova Express de William S. Burroughs (1964), Slaughterhouse Five de Kurt Vonnegut (1972), The Lathe of Heaven publicado por Ursula K. Le Guin en 1971.
Finalmente es interesante mencionar los fenómenos culturales de la época pop Star Wars y Star Treck, estas sagas cinematográficas redefinieron el término space opera y se convirtieron en los blockbusteres más influyentes en la historia del cine. A raíz de ellos, se llevó a cabo toda una renovación en la manera en la que la ciencia ficción estaba representada en la gran pantalla: Antes de que se estrenara A New Hope en 1977, la ciencia ficción estaba representada de una manera muy particular en la que los hilos narrativos se reducían a alienígenas y a viajes al futuro, esta representación de sociedades alienígenas casi perfectas se vio en contraste con la manera en la que George Lucas decidió tratar a su producción. En Star Wars encontramos que lejos de ser sociedades perfectas o personajes planos, Lucas crea arcos narrativos en los que hay rebeliones sociales, madurez emocional de personajes, conflictos morales, que se acercan infinitamente más a la sociedad existente fuera de la pantalla.
Bibliografía recomendada
Díaz, Hugo Alejandro Contreras. “Karel Capek – R. U. R. (Robots Universales Rossum) – PDF Free Download.” Qdoc.Tips, https://qdoc.tips/karel-capek-r-u-r-robots-universales-rossum-pdf-free.html
“Sci·Fic: Revista de ciencia ficción Biblioteca Complutense.” Sci·Fdi: Revista de ciencia ficción, Facultad de Informática de la Universidad Complutense de Madrid, https://webs.ucm.es/BUCM/revcul/articulos.php?todos=1&idpagina=32138&nombreblog=sci-fdi
SHVARTSMAN, ALEX. “UNA BREVE HISTORIA DE LA CIENCIA FICCIÓN RUSA.” Clarkesworld, May 2021, clarkesworldmagazine.com/shvartsman_05_21.
Vivas, Alberto Pérez, traductor. Pioneros de La Ciencia Ficción Rusa (Spanish Edition). 1st ed., vol. 1, Alba Editorial, 2013. https://www.albaeditorial.es/clasicos/pioneros-de-la-ciencia-ficcion-rusa/