El libro de Juan Luis Arsuaga e Ignacio Martínez titulado La Especie Elegida concluye que, por supuesto, los seres humanos no somos la especie elegida. No hubo elección de ningún tipo. El libro es, en el contexto de la introducción a la paleoantropología, muy bueno para tener un título tan regular. No obstante, destaco que tenga el acierto moral de bajar de las nubes a los homo sapiens más pretenciosos que se creen la joya de la naturaleza. Claramente no somos lo más excelso del mundo, aunque sí algo especial, por lo menos la única especie del género homo que todavía existe. Es interesante en este sentido leer el libro De Animales a Dioses, de Yuval Noah Harari.
Somos los únicos supervivientes del género homo, pero no la especie que más tiempo han existido: nuestra línea de tiempo aún es más corta que la de otras especies homo desaparecidas; por ejemplo, el homo ergaster (vivió entre hace 1.8 M y 1.3 M de años) y el homo erectus.
Editorialmente, el libro ha escogido excelentes ilustraciones, excepto la cubierta, que tiene una gran imagen pero editorialmente es pobre. {Para esta reseña leí: ARSUAGA Juan Luis y MARTÍNEZ Ignacio, La Especie Elegida.(1998). Temas de hoy, Madrid, 2001}
Sobre la Especie Elegida
Como muchos otros libros que tratan sobre evolución humana, Arsuaga y Martínez también advierten al comenzar la obra que la teoría de la evolución de las especies aceptada por la biología no sigue el plantamiento de Lamark (1744-1829). Es decir, que las transformaciones ocurridas en un ser durante su vida sean heredadas a su descendencia es un punto equivocado (según Lamark, las jirafas habrían adquirido su forma de tanto estirar el cuello, heredando así modificaciones en sus órganos y forma).
actualmente se debate si la evolución es gradual o a grandes saltos, además, la epigenética también ha entrado a cuestionar si durante la vida de un individuo pueden darse cambios genéticos
Es sobre Darwin (1802 -82) y Wallace (1823- 1913) donde se ha construido el evolucionismo aceptado actualmente: se hereda el material genético y las mutaciones, que solo después de muchas generaciones terminan imponiéndose en la especie.
No obstante, actualmente se debate si la evolución es gradual o a grandes saltos, además, la epigenética también ha entrado a cuestionar si durante la vida de un individuo pueden darse cambios genéticos que puedan heredarse en la siguiente generación. Es decir, la evolución no es una teoría cerrada, de hecho, mucho de lo afirmado por Darwin hoy no tiene validez, y aún hay mucho que investigar. Por ejemplo, un estudio reciente sugiere que los seres humanos estamos evolucionando más rápido de lo que se creía.
Los Fósiles:
Gracias a la identificación de fósiles se ha trazado un mapa de especies bípedas extintas y, posteriormente, diferentes especies homo. Todas comparten un ancestro común con los chimpancés, pero en la base de la separación con ellos parece estar el interesante Ardipithecus Ramidus un pequeño simio con adaptaciones al bipedismo y caninos reducidos.
La inferencia biológica a partir de los fósiles ha generado una clasificación de especies extintas, siempre abierta a encontrar nuevos fósiles. Según la propuesta de los autores, el A. Ramidus podría ser el ancestro común de dos líneas evolutivas diferentes: una que llevó a la evolución del Australopithecus Afarensis y los distintos Paranthropos, y otra que llevó a las especies humanas y posiblemente a una variante del australophitecus (el africanus). Según el diagrama propuesto por Arsuaga y Martínez, los homo habilis, ergaster, erectus y rudolfensis habrían sido contemporáneos durante varios cientos de miles de años a los paranthropos.
Los cambios anatómicos en los homínidos:
Desde el Ardipithecus Ramidius las modificaciones anatómicas tuvieron una fuerte dirección hacia el bipedismo, el desarrollo del dedo gordo del pie, la posición erecta, la disminución de los caninos, la mano prensil, disminución del prognatismo facial, desplazamiento de la laringe, y el aumento de la capacidad craneal.
Todo indica que muchos de estos cambios se alcanzaron muy temprano: ya los australopithecus y los paranthropos eran perfectamente bípedos, y las especies humanas extintas eran muy similares al homo sapiens en muchos aspectos. No obstante, los cambios más sutiles en el rostro (por ejemplo en la mandíbula, el arco suprafacial y el puente óseo nasal) y los cambios en el volumen y forma craneal ocurrieron muy posteriormente. Una de las grandes preguntas abiertas es ¿Cuál de los homo consiguieron hablar por primera vez?
Las siguientes son excelentes ilustraciones de Mauricio Antón en el libro aquí comentado y que presentan un cambio paulatino en la cabeza y rostro:
Los humanos arcaicos:
Homo heidelbergensis, Homo rhodesiensis, Homo neanderthalensis, y tal vez, como es propuesto por los autores de este libro, el Homo antecessor son las especies de humanos arcaicos anatómicamente más similares al homo sapiens. El Homo habilis, Homo Erectus y Homo ergaster también comparten muchas características humanas como el desarrollo total del bipedismo, el uso de herramientas líticas era común, el comportamiento social y dietas similares, no obstante nos son considerados «humanos arcaicos».
En la siguiente imagen los autores ubican en el tiempo una relación de posible linaje evolutivo entre las diferente especies. El rasgo más importante de este gráfico es que el homo antecessor pudo haber sido un ancestro común del neandertal y el homo sapiens.
Ciertamente, existen muchos «eslabones perdidos» y nuevos hallazgos harán mover las piezas de este rompecabezas. Es difícil ubicar un momento en el que una especie «se transforme» en otra, y de momento solo podemos concluir que las mutaciones acumuladas durante largos periodos de tiempo crean nuevas especies. La representación que hace José María Bermúdez de Castro, codirector del proyecto Atapuerca y quien no hace parte del libro aquí comentado, sitúa bien los «lapsos» o vacíos que hay, o puede que haya, en esas líneas evolutivas que llevaron de nuestros ancestros al homo sapiens:
Entre 300 mil y 100 mil años hay fósiles de humanos arcaicos, frente a lo cual se intenta identificar en qué momento apareció el homo sapiens. Estudios de ADN mitocontrial han comprobado que nuestra especie tiene más o menos 100.000 años y que se originó en África.
Cultura lítica:
Una de las anécdotas paleontológicas más interesantes es el temprano uso de herramientas líticas: ya los australopithecus afarensis usaban herramientas de piedra. Los tipos de tecnología lítica hasta la evolución del homo sapiens son:
- Neolítico (Modo 5): posterior a la agricultura
- Paleolítico superior (Modo 4): 40.000 años -> 10.000 años -> asociada solo con los homo sapiens
- Musteriense (Modo 3): 200.000 años -> 30.000 años -> asociada con los Neandertales
- Achelense (Modo 2): 1.700.000 años -> 150.000 años
- Olduvayense (Modo 1): desde hace 2.800.000 años
¿Razas humanas?
Es «interesantemente desconcertante» que un científico prestigioso como Arsuaga hable de razas humanas en este libro: «las poblaciones humanas, que se han ido aislando las unas de las otras y diferenciando en razas, están empezando a mezclarse entre sí y a intercambiar genes, con lo que es seguro que tendrá lugar nuevas combinaciones genéticas…» (p. 298).
¿Qué se puede entender de este mensaje? Tal vez que los autores no revisaron la definición biológica de raza, o que para ellos población es igual a raza, o que hablar disparatadamente de «razas humanas» es un efecto cultural del etnocentrismo europeo anclado profundamente en los autores. Si bien es correcto subrayar que la globalización ha traído un nuevo mestizaje, es una falta de pulcritud conceptual afirmar que las poblaciones humanas se han diferenciado – evolutivamente – en razas.
Lo anterior es volver al evolucionismo social del siglo XIX… Hace falta entonces explicar mínimamente este tema: es menor la diferencia genética entre poblaciones humanas separadas geográficamente (por ejemplo entre los bosquimanos de Namibia y los habitantes tradicionales de la tundra ártica como los pueblos Inuit) que la diferencia genética existente en el seno de una población humana. Más información en este interesante artículo.