“A puerta cerrada” es una obra escrita por Jean-Paul Sartre, que es considerado uno de los más influyentes filósofos y dramaturgos del siglo XX. Pues, su obra teatral, va más allá de su significado literario, busca primero lanzarnos al abismo de las cuestiones existenciales más profundas. Aunque toda la historia de la obra se basa en una habitación cerrada, como un rincón del infierno, el autor nos propone mirar el mundo desde otra perspectiva: nuestras propias relaciones y miedos a menudo reflejan lo que las personas nos llevan a cometer errores terribles. Desde el punto del escritor, sus tres personajes principales Garcin, Inés y Estelle revelan sus preocupaciones a lo largo de los temas relevantes como la libertad, la responsabilidad y la autenticidad proyectándonos a interrogar nuestra propia realidad.
Primer Acto: La Introducción al Infierno
En el primer acto, Sartre presenta a los personajes en un entorno que es inmediatamente opresivo y claustrofóbico. Garcin, un periodista acusado de cobardía; Inés, una trabajadora postal definida por su crueldad y engaño; y Estelle, una mujer de alta sociedad cuyo narcisismo y vanidad la condenó, están destinados a quedarse juntos para siempre. La habitación detrás de ellos no tiene ventanas ni espejos: a pesar del deseo humano de huir, no hay a dónde ir y no hay forma de evitar enfrentarse a uno mismo y entre sí.
Un momento clave de este acto es cuando Garcin cuestiona la justicia de su condena:
• Garcin: «Entonces, ¿eso es todo? Tú eres el verdugo, ¿es eso? ¿Crees que voy a enfrentarme a ti? No pienso darte ese placer. Pero dime, ¿qué hice yo para merecer esto?» (Sartre , 1944, p. 9)
Segundo Acto: La Superficialidad de las Relaciones Humanas
Este cuestionamiento desafiaba el concepto de justicia divina y revela una fuerte resistencia para aceptar su destino. La furia de Garcin al afrontar la eternidad en el más allá simboliza la lucha de la humanidad contra la creencia en un destino injusto. Sartre nos invita a considerar las razones por las cuales la vida no siempre prima la valentía y la integridad con justicia, y las consecuencias que pueden generar de las decisiones que tomemos. Es importante cuestionar lo que creemos que es injusto y mantener nuestra dignidad incluso en las circunstancias más difíciles.
El segundo acto de la obra profundiza en las relaciones de los personajes , exponiendo la frecuente superficialidad y manipulación que caracterizan las interacciones humanas en las relaciones de los personajes , exponiendo frecuente superficialidad y manipulación que caracterizan las interacciones humanas.
La interacción entre Estelle y Garcin es particularmente reveladora:
• Estelle: «Me burlaba de ti. Me gustan los hombres, Garcin, los hombres de verdad, de piel ruda, de manos fuertes. No tienes mentón de cobarde, no tienes la boca de un cobarde, no tienes la voz de un cobarde, tu pelo no es el de un cobarde.» (Sartre, 1944, p. 9)
A través de esta conversación, Estelle expone su nivel superficial y al mismo tiempo critica a Garcin por tratarla como a un objeto. Su declaración muestra no solo el insignificante de sus criterios físicos de atracción, sino también su grave ignorancia e inconsideración hacia los sentimientos de Garcín. Como resultado, esta dinámica ilustra cómo las personas pueden presionar y manipular a otros para que se ajusten a sus expectativas y a su discurso interno sobre la identidad y la validación. entre la verdadera naturaleza de un individuo y su apariencia exterior.
Tercer Acto: Reflexiones Existenciales en el Tercer Acto
El tercer acto de la obra es donde Sartre profundiza en las reflexiones existenciales y filosóficas a través de las experiencias de los personajes. Garcin, en particular, ofrece una visión penetrante sobre la responsabilidad personal y la naturaleza del sufrimiento:
• Garcin: «Nada más importa: somos responsables de todo. ¿No comprende lo que eso significa? El infierno es uno mismo.» (Sartre, 1944, p. 45)
En general, esta cita resume la idea de que el infierno no es hiperfísicamente algo separado, sino un estado interno que las personas crean con sus propias manos mediante actos de elección y omisión. Garcin señala que uno es responsabilidad por completo de los propios actos realizados y, por tanto, su estructura. La filosofía detrás de esta cita es que debemos enfrentar el hecho de que cada elección es una elección y que lo que intentamos hacer es definir nuestras vidas y nuestro entorno en allanar el camino. La expresión que uno mismo es el infierno nos insta a considerar adecuadamente nuestra vida y nuestras decisiones para vivir adecuadamente. Sartre destaca la responsabilidad individual de las personas para lo que nos rodea, enfatizando que las personas deben vivir auténticamente y que nuestras manos tienen el poder de definir nuestro destino y el destino de los demás.
Cuarto Acto: El Tormento de las Relaciones Interpersonales
Inés, por su parte, expresa de manera elocuente la intensidad de su situación y la naturaleza del verdadero tormento al que están sometidos:
• Inés: «Oh, no, no hay necesidad de fuego o azufre para nosotros. Nuestro infierno es estar juntos, mirándonos fijamente por toda la eternidad.» (Sartre, 1944, p. 45)
La interpretación de este pasaje resalta cómo el sufrimiento humano puede verse en relaciones interpersonales y no puede liberarse del juicio de otros. Inés no se está lamentando de un castigo físico, sino de una psicología y emoción. Ver la relación como dolorosa y una calle sin salida me provoca pensar en mis propias relaciones, y cómo los humanos pueden sobrevivir puede ser la redención. Después de todo, la redención es posible a través de la honestidad y el perdón, y el crecimiento personal. Sartre nos recuerda que el verdadero tormento puede ser la víctima de criminales de nosotros mismos, verdad al demonio que somos obligados a compartir con otros. Nos invita a examinar nuestras relaciones y ser mayor que la suma de sus partes.
Quinto Acto: La Naturaleza del Infierno
La naturaleza del infierno en «A puerta cerrada» es simbólica y profundamente filosófica. Sartre redefine el concepto de infierno alejándolo de las imágenes tradicionales de fuego y tortura física, y lo sitúa en el ámbito de las relaciones humanas y la psicología. El infierno, según Sartre, es la incapacidad de escapar del juicio de los demás y la eternidad de la auto-confrontación. Esta idea se manifiesta en la famosa línea de Inés:
• Inés: «El infierno son los otros.» (Sartre, 1944, p. 45)
Esta icónica oración captura la esencia de la obra. Los personajes no tienen más remedio que ser juzgados continuamente por los demás, a sentir sus propios crímenes y faltas reflejados en lo ojos de los demás. Esta interacción y la inutilidad de redención o salvación es lo que verdaderamente simboliza el tormento. La visión del infierno de Sartre es aterradora en este contexto; nos recuerda que el juicio de los demás y nuestras percepciones de su juicio pueden ser motivo de sufrimiento. Nuestra pregunta aquí es cómo vivir nuestra vida en relación con los demás, tomando en cuenta el impacto del juicio externo en la autoimagen y la acción.
Sexto Acto: El Impacto Filosófico de Sartre
Jean-Paul Sartre utiliza «A puerta cerrada» no solo como una obra de teatro, sino como un vehículo para transmitir sus ideas existencialistas. A través de sus personajes, explora conceptos clave como la libertad, la responsabilidad y la autenticidad. Sartre sostiene que los seres humanos son radicalmente libres y que esta libertad conlleva una enorme responsabilidad. Nuestras decisiones definen quiénes somos y qué significado tienen nuestras vidas. Esta libertad y responsabilidad, sin embargo, pueden ser abrumadoras, y muchos intentan evadirlas refugiándose en roles y expectativas sociales predefinidas.
La obra también aborda el concepto de «mala fe,» una forma de autoengaño donde las personas se convencen de que no tienen libertad para evitar la angustia de la responsabilidad. Los personajes de «A puerta cerrada» ejemplifican este autoengaño en diferentes formas. Garcin intenta justificarse y buscar validación en los demás, Inés se aferra a su crueldad como una forma de control, y Estelle se refugia en su vanidad y superficialidad. Todos ellos, al final, deben confrontar la realidad de su libertad y la responsabilidad de sus acciones.
A puerta cerrada, una obra de Jean-Paul Sartre, nos lleva a la profunda reflexión sobre la naturaleza humana, la libertad y la responsabilidad, la autenticidad y más. A través de sus personajes e interacciones, Sartre nos hace ver cuán complejas son las relaciones humanas y cuán difícil puede ser encontrar significado en un mundo en el que todos son juzgados y manejados. Nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias vidas y decisiones, obligándonos a confrontar la realidad de que las consecuencias de nuestras acciones y la percepción de nuestro entorno es algo de lo que somos responsables. Al final, A puerta cerrada nos deja con la reflexión de que el infierno no es una ubicación física sino algo que creamos en nuestras mentes y corazones.
Reseña escrita por: Maricielo Chavez Rojas
Referencia:
Sarte, Jean-Paul. (1944) A puerta cerrada. Recuperado del sitio web «Sociología y Cultura»: https://sociologiaycultura.wordpress.com/jean-paul-sartrehuis-closa-puerta-cerrada