En el libro Café Hafa la escritora Verónica Aranda ha compilado 46 poemas en los que resuena el áurea de un Marruecos urbano, antiguo, sin prisa, contemplativo. Un áurea de quietud y detenimiento que parece anidar en los cafés y en la vieja Medina de sus ciudades. El prologuista del libro, Álvaro Valverde, subraya el carácter literario de Tánger y cómo a una lista larga de escritores que citaron la ciudad o expresaron de una forma u otra estar inspirados por su atmósfera, se suma Verónica Aranda. La escritora tampoco escode una seguidilla de citas que recuerdan a esa lista de escritores.
{Esta reseña comentada es resultado de la lectura del libro Café Hafa editado por la interesante editorial El sastre de Apollinaire. Originalmente, Café Hafa fue el poemario ganador del XXVI premio internacional de poesía Antonio Oliver Belmás}.
Pero, aunque Tánger está muy presente en este libro, por momentos dudo un poco, como lector, de su verdadera influencia. Los poemas parecen más un recogimiento personal, íntimo, a voz baja, de la escritora y que por cosas del destino terminó bajo el cielo y entre las calles de Tánger. Pero podría haber sucedido en otra parte, y los poemas habrían tenido el mismo talante. Parece que la escritora se ha ido a Tánger a escribir… y no lo contrario.
Café Hafa, Medina, Cimena rif y Al lil
Café Hafa, Medina, Cimena rif y Al lil son las 4 partes del libro. ¿Acaso la primera parte de Café Hafa es sobre la quietud de Tánger y la serenidad y lentitud que habita en sus cafés? Tánger, ciudad donde reina “el viento, la pereza y la ingratitud”, reza el epígrafe del libro. Ciertamente, es interesante cómo estos poemas nos llevan a unos “cafés donde bulle la vida y nada acontece”, escribe Aranda, para desvelar una encrucijada de desidia, olvido, una paz a pesar de, un tiempo que obedece a otras leyes, a otras físicas.
Donde bulle la vida y nada acontece, resume para mi buena parte del libro. La lentitud está muy presente también en toda la obra, “puede durar un té lo que dura un otoño” dice uno de sus versos. Los sorbos lentos de té con hierbabuena parecen ser lo suficientemente largos para que suceda en ellos toda una vida. El Cinema Rif está en Casablanca y parece que en estos cinemas, en estos lugares y no en otros, es posible abstraerse del paso normal del tiempo.
La cuarta parte, Al lil, la noche, es una colección interesante donde el amor es evocado. Llama la atención que la autora cite a José Asunción Silva, un poeta muy interesante casi olvidado: “Una noche, una noche toda llena de perfumes y de música de alas”.
Verónica Aranda, escritora, viajera, blogera
Verónica Aranda tiene un creciente palmarés de premios, tiene un blog que se llama poesía nómada y se identifica con el rol de la viajera. Mantener un blog es una actividad del siglo XXI, aunque antes las bitácoras y los diarios tuvieran resultados similares. Verónica es una escritora que construye una comunidad de simpatizantes en Internet y su blog es clave para ello.
Café Hafa es el primer libro que he leído de Verónica Aranda. Me ha gustado, me ha parecido bien escrito, con palabras precisas y con algunos versos que sobresalen, de esos que nos hacen tomar apuntes. Todo esto me obliga a intuir que otros libros suyos están también relacionados con lugares de viaje y estancias pasajeras en ciudades distantes a su Madrid natal.
Por otra parte, el libro también me ha dado un retrato de una persona que escribe poemas en los cafés, las plazas o en los mercados de las ciudades que visita. A veces parece la inspiración de un turista que ha pasado por Tetuán, Meknés, Rabat, Azemmour… a veces parece el testimonio de un lugar que deja una impronta imborrable, así como Armenia impactó a Ósip Mandelstam.